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Raíces ¿en qué ayudan a mi planta?

Actualizado: 24 jul

Las raíces son las encargadas de transportar los nutrientes y el agua por nuestra planta. Su crecimiento se da principalmente durante la etapa de vegetación, por lo que debemos crear una buena base radicular en sus primeras semanas de vida para que sea capaz de absorber de mejor manera los nutrientes durante la floración.


Su estructura comienza con una raíz principal que crece de forma vertical hasta llegar al fondo de la maceta, y desde allí empieza a desarrollar raíces secundarias que comienzan a colonizar el sustrato. Estas, a su vez, dan paso finalmente a los capilares, principales responsables de la absorción de agua y nutrientes.


Para generar un ecosistema idóneo para el desarrollo de raíces, podemos ayudar a la planta con microorganismos como bacterias o micorrizas (hongos que se instalan en los capilares de las raíces y, al ir colonizando el sustrato, crean una red de captación de nutrientes mucho más eficiente), o con enzimas (fermentación vegetal que genera hongos de la familia de las Trichodermas, los cuales ayudan a la planta a protegerse contra hongos dañinos al impedir que entren en su sistema mediante la ocupación de su pared celular, y también favorecen la descomposición de residuos orgánicos).


Debemos prestar atención a los riegos dentro del cultivo para evitar que la raíz se mantenga en una zona de confort. El objetivo es que esta salga en búsqueda de humedad, lo que ayudará finalmente a colonizar todo el sustrato. Por eso, alargar el intervalo entre un riego y otro favorecerá el crecimiento radicular de la planta.

(Este manejo busca evitar que la tierra se mantenga constantemente húmeda, sin llegar al extremo de estar completamente seca y marchitar la planta. Debemos encontrar un equilibrio justo entre no ahogar las raíces con demasiada agua y no dejarlas morir por falta de humedad).


Es importante considerar la medición del pH en nuestros riegos para que la absorción de nutrientes sea óptima y no se vea bloqueada en el camino. Aquí también debemos vigilar la medición de EC (conductividad eléctrica) para que los nutrientes puedan ser transportados de manera eficiente a través de la planta, llegando hasta los capilares y siendo finalmente absorbidos por la raíz, sin saturar el sistema ni dañar la planta.


Siempre debemos cuidar la temperatura tanto del suelo (que varía según el entorno) como la del agua de riego.


Cuando el agua está por debajo de los 18 °C, la planta tiende a no absorber los nutrientes correctamente. Y si la temperatura ambiental baja de los 15 °C, la absorción de nutrientes puede bloquearse de forma permanente. Por el contrario, cuando el suelo supera los 27 °C, las raíces comienzan a quemarse, lo que impide que puedan aceptar los fertilizantes correctamente.




Nutrientes como Potasio y Fósforo también son esenciales al momento de tener un sistema radicular resistente contra enfermedades, hongos o temporadas con bajas temperaturas, logrando mantener un crecimiento de raíz constante, teniendo una síntesis de vitaminas y aminoácidos continúa.

Puedes leer más sobre los nutrientes necesarios para cada etapa de tu cultivo en: Nutrientes, cuáles necesitamos y para qué?

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