Vegetación y lo que debemos saber
- Diariode UnaVola
- 16 oct 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 jul

La etapa de vegetación es una de las cinco fases del cultivo de marihuana (si lo dividimos en proceso radicular, crecimiento —vegetación—, prefloración, engorde y cosecha). En esta fase, las plantas alcanzan el tamaño necesario para aprovechar eficientemente el espacio disponible y desarrollar una buena floración, la cual, con su cosecha, pueda entregarnos los resultados que esperamos.
Es importante entender que esta etapa comienza tras la aparición y maduración de la plántula. Es en este momento cuando comenzamos a aplicar abonos para estimular todos los procesos que comienzan a generarse.
Durante este proceso, debemos saber entregar los nutrientes necesarios a medida que la planta crece. Pero, ¿sabemos qué nutrientes utilizamos y para qué sirven?
Nitrógeno: Es el encargado de producir hojas y de que estas mantengan su color verde. Está directamente relacionado con la fotosíntesis de la planta, por lo mismo, es el nutriente principal en esta etapa. Su presencia permite que la planta absorba la luz y utilice esa energía en todos sus procesos vitales.
Fósforo: En esta etapa, y en dosis más bajas en comparación con el nitrógeno, el fósforo contribuye a la formación de nuevas raíces. Sabemos que la creación de raíz es fundamental, ya que, al colonizar el sustrato, mejora la absorción y asimilación de los nutrientes en todo el cultivo.
Potasio: Es esencial durante esta fase para que la planta mantenga un crecimiento rápido y desarrolle tallos fuertes. Esta función también puede ser potenciada con un flujo constante de aire en el cultivo (por ejemplo, mediante ventiladores), lo que ayuda a generar tallos más gruesos y resistentes para sostener las flores que vendrán.
Estos tres nutrientes son los principales durante todo el cultivo y cumplen funciones específicas según la proporción en que se administran y la fase en la que se aplican a la planta.
La medición del pH en tus riegos es importante para controlar qué nutrientes queremos que la planta absorba, según el nivel de acidez.

Junto con los nutrientes principales, también encontramos los nutrientes secundarios (clasificados como móviles e inmóviles), los cuales ayudan en procesos clave como la fotosíntesis, entre otros.
Calcio (inmóvil): Participa en el crecimiento de la planta, interviniendo a nivel celular para cumplir funciones estructurales..
Magnesio (inmóvil): Es fundamental para la fotosíntesis, ya que permite una correcta absorción de la luz.
Zinc (móvil): Regula la producción de clorofila (el pigmento verde que vemos en la planta), lo cual facilita la absorción de luz y la realización de la fotosíntesis.
Hierro (inmóvil): Interviene tanto en la fotosíntesis como en la producción de clorofila.
Manganeso (inmóvil): Participa en la producción de clorofila y en otros procesos enzimáticos esenciales.
Boro (inmóvil): Facilita la absorción de calcio por parte de la planta.
Cloruro (inmóvil): Es importante en la fotosíntesis y en la división celular en raíces y follaje. Esto favorece el crecimiento del organismo y la regeneración de tejidos dañados (lo que ayer era uno, hoy son dos).
Cobre (inmóvil): Se concentra principalmente en las raíces, donde cumple funciones enzimáticas y de defensa.
(Recordemos que el crecimiento más importante del sistema radicular se produce durante la etapa vegetativa).
Los nutrientes móviles son aquellos que pueden desplazarse a través del tallo y las ramas de la planta, dirigiéndose hacia las zonas donde son más necesarios.
En cambio, los nutrientes inmóviles tienden a permanecer en el lugar donde fueron absorbidos, y su movimiento dentro de la planta es mucho más limitado.
Junto con la importancia de la dieta en la etapa de vegetación, también es crucial mantener buenas condiciones ambientales para favorecer la absorción de nutrientes. Una humedad superior al 60%, combinada con una temperatura que no supere los 24 °C, proporcionará a la planta condiciones similares a su entorno natural (como en primavera al aire libre). Además, realizar riegos controlados permitirá que la raíz colonice de mejor forma todo el sustrato.

Lo eficiente en un cultivo es lograr, en cada cosecha, haber aprovechado al máximo el espacio disponible. Por eso, durante la etapa de crecimiento, podemos —según nuestras condiciones— buscar el mejor rendimiento posible.
Si contamos con pocas semillas o clones y queremos llenar el espacio de cultivo, es recomendable aplicar técnicas como Scrog o main-lining, que permiten generar más brotes con luz directa, logrando al final flores bien formadas. Es en esta etapa donde cubrimos los espacios mediante guías o podas, siempre pensando en mejorar la recepción de luz en cada brote.
También debemos considerar que cada genética tiene una estructura diferente, determinada por sus parentales. Incluso en semillas de una misma genética, pueden aparecer dos o más fenotipos distintos, aun cultivándolos bajo las mismas condiciones. Por lo tanto, la técnica que elijamos para el crecimiento dependerá de la estructura de cada planta.
Por norma general, una variedad con predominancia "índica" suele desarrollar una estructura corta y de crecimiento ancho, con una ramificación que puede aprovecharse mediante guías o amarres.
En cambio, una variedad "sativa" suele presentar una estructura alta, con mayor distancia internodal y menor ramificación —lo cual puede potenciarse mediante podas como la apical o FIM.
El final de este ciclo vegetativo ocurre cuando reducimos la cantidad de horas de luz que la planta recibe para absorber energía.En cultivos de exterior, esto lo determina el cambio de estación: por lo general, cuando comienza el otoño (momento en que se inicia la floración), las horas de luz diurna disminuyen.En cultivos indoor, replicamos este cambio reduciendo el fotoperiodo de 18/6 (o 20/4) a 12/12, lo que estimula el inicio de la floración. Durante las primeras semanas de esta nueva etapa, la planta continúa creciendo mientras comienza a redirigir su energía hacia la formación de brotes, que finalmente se convertirán en las flores cosechables.
Por esta razón, es importante disminuir gradualmente el uso de nutrientes destinados a la etapa vegetativa y comenzar a enfocar la dieta en la formación de frutos.
Es importante saber que cada nutriente es absorbido por la planta a un rango de pH diferente. Esto se debe a que algunos nutrientes se adaptan mejor a suelos más ácidos y otros a suelos más alcalinos. Por esta razón, siempre debemos comenzar el cultivo con un pH base y aumentarlo gradualmente a medida que la planta avanza en su desarrollo.
Lo mismo ocurre con la electroconductividad (EC), la cual debe incrementarse progresivamente, en función de las necesidades nutricionales de la planta a lo largo del tiempo.









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