La fiebre verde, la pandemia que atacó a Canadá. Hoy 3 años de su legalización te decimos que ha sucedido con la cultura cannábica y su industria en el país norteamericano.
Desde 1801 se tiene registro de la presencia de la planta de cáñamo en el país. Cuando el mismo teniente gobernador del Alto Canadá entregó semillas a los agricultores con el fin de impulsar la industria y a su vez la economía en el territorio.
Pero en 1923 se prohibió la marihuana a causa del proyecto de enmienda de la ley anti narcóticos, el cual prohibía el uso de diferentes drogas como el opio, la morfina y la cocaína desde 1908.
En 2001 después de una larga batalla el cannabis como medicina fue aprobado en el país, y no fue hasta el 2018 que finalmente llegó a la legalización completa de la planta, bajo el mandato de Justin Trudeau, quien ganó las elecciones como Primer Ministro en 2015. Quien en sus promesas de campaña prometió la legalización de la marihuana.
Si bien la nueva ley con respecto a la planta y su consumo recreativo fue aprobada en noviembre del 2017, recién en Octubre del 2018 se convirtió oficialmente como el primer país industrializado en legalizar su uso personal. Teniendo que capacitar a sus policías sobre el uso de la planta incluso desde antes de la legislación.
Todos esperaron con ansias el momento de aperturas de las tiendas con licencia para vender cannabis a la comunidad, especulando las ganancias que tendrían durante los siguientes años. Y si bien, las ganancias no fueron menores, llegando incluso a los $5.500 millones de dólares canadiense y ser considerada como una industria nueva para el país, rentabilizando el 0.03% del PIB del país, no llegó a las cifras que se esperó desde antes de su legalización.
El descenso de la fiebre verde se notó al año de su legalización. En donde, los pocos espacios de publicidad, los limitados permisos de licencia para vendedores minoristas y una mala calidad de marihuana ofrecida en las tiendas donde el estado era responsable del cultivo, llevó a los habitantes a seguir adquiriendo a través del mercado negro.
Durante el primer año, en un local establecido de venta de marihuana se podía conseguir a $10 dólares canadienses, algo así como $5.100 pesos chilenos. Mientras que en el mercado negro se podía encontrar a 6.4 dólares canadienses (Cercano a los $3.300 CLP). La calidad no era la esperada y el pago a los trabajadores pertenecientes a la industria tampoco fue lo que se esperó, teniendo sueldos similares a un agricultor de tomates, siendo las utilidades con un margen bastante diferente de un rubro a otro.
La legalización trajo consigo ciertas prohibiciones para no promover el consumo de la planta, por lo que anuncios en diferentes medios de comunicación están prohibidos cuando en relación a la marihuana se trata. Tampoco se puede llevar una imagen que haga alusión a la planta y su consumo, entre otras medidas que llevan a tener una cultura cannabica carente de información educativa.
Cuando el país notó que los resultados no estaban siendo los esperados, levantó el paso para dar mercado a insumos derivados del cannabis, tales como extracciones o comestibles. Además de aumentar la cantidad de licencias disponibles para vendedores minoristas y la calidad en el producto entregado.
La pandemia del coronavirus devolvió al país la seguridad de tener un negocio rentable a su disposición. Ante la inseguridad de la gente por un posible contagio, las ventas en dispensarios oficiales ha ido en aumento, de la mano del consumo de no solamente flores secas como era en un principio, llegando durante el 2020 cerca de $1.790 millones de euro en ventas.
Hoy el cannabis está regulado bajo las condiciones establecidas por "Acces to cannabis for Medical Purposes Regulations" (ACMRR) del ministerio de salud canadiense (Health Canada)
Los impuestos sobre las ventas está regulado dependiendo de cada zona del país. Del total recaudado por impuestos, el 25% se va con los impuestos del estado federal, mientras que el 75% restante se queda en la provincia que corresponda para sus fines.
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