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El bajón: ¿Qué lo produce?

Actualizado: 23 sept 2022

Esa sensación de querer ahogarte en comida después de una buena sesión de humos es insuperable, pero... ¿por qué nos pasa? aunque comamos abundantemente antes de empezar una buena e intensa tarde con tus amigos, el bajón siempre llegará.


Si bien puede ser un gran aliado para relajar el cuerpo después de intensos entrenamientos físicos, el temible bajón puede ser contraproducente si buscamos disminuir nuestro apetito durante el día.


Toda esta reacción se debe a la función que hacen los cannabinoides al momento de entrar en nuestro sistema. Cuando hace conexión con nuestro sistema nervioso central, ciertas neuronas especificas se vuelven más sensibles, provocando que la hormona conocida como leptina, encargada del apetito y de quemar grasa residual en nuestro cuerpo se inhiba.


En el 2009 se descubrió que la marihuana afectaba a los receptores del gusto, potenciando los sabores dulces (por eso ese pastel se ve más delicioso que nunca), y como consecuencia, aumentan los antojos.

En el 2014 en Francia, se descubrió en un estudio con ratones, que el THC concretamente, interviene en los receptores del lóbulo olfatorio en el cerebro, incrementando el alcance y habilidad de oler alimentos, provocando aumento en el apetito.


De manera habitual en nuestro hipotálamo se liberan hormonas de "ghrelina" lo que nos produce la sensación de hambre. Su concentración se genera cuando las reservas de energías (calorías) disminuyen. Cuando dicha concentración es muy alta viaja hasta nuestro cerebro para comenzar a estimular el apetito.


Si sumamos todas las reacciones en nuestro cerebro que produce el cannabis al momento de ingerirla (cualquiera sea su modo), podemos entender un poco más de dónde viene ese apetito voraz.


Cancelando la función de la leptina, afectando los receptores del gusto y del olfato y aumentando la producción de ghrelina sin un descenso en los niveles de calorías de nuestro cuerpo, a nuestro cerebro se le "engaña" para pensar que tenemos tanta hambre como para comerse una olla entera.


La estimulación del apetito se conduce por las mismas neuronas que normalmente se encargan de producir saciedad. Pero al hacer contacto con el receptor cannabinoide CB1R provoca que la liberación de hormonas reaccione de manera diferente, liberándose anorexígenos, hormonas supresoras del hambre, como orexigénicos, estimuladores del apetito.


Este comportamiento en nuestro cerebro a través del consumo de cannabis se ha ocupado de manera beneficiosa para pacientes de tratamientos médicos con efectos secundarios importantes en el comportamiento nutritivo de los mismos. Pacientes con quimioterapias o positivos en VIH han ocupado los beneficios del cannabis para acompañar sus tratamientos.


Para usuarios de uso recreativo quienes no buscan precisamente el tan conocido 'efecto bajón', pueden responder a su cerebro con alimentos saludables y dulces, como frutas para poder atender a la necesidad de saciar el apetito después de una jornada de risas y buenos humos.

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